INTRODUCCIÓN
Desde que era niña mis papás me enseñaron a ser una persona responsable, que debía dar lo mejor de mí para sentirme orgullosa de quien soy y en quien me convertiría en el futuro y desde entonces siempre me acompañó el deseo de hacer todo lo posible para que mis resultados siempre fueran positivos y eso hiciera feliz a mis padres, a mi familia, a la gente a mi alrededor, mis maestros y sobre todo, a mí. Era muy feliz haciendo felices a mis padres, ser elogiada por mis maestros por mis buenas calificaciones, por tener una conducta apropiada y no causara problemas o preocupación.
Aunque creo que eso también muchas veces me dejaba intranquila, ya que si de pronto algo no marchaba como esperaba temía la decepción de mis padres, como aquella vez que una niña del colegio me empujó y yo caí al suelo lastimándome, quise defenderme porque además ella se burlaba de mí, no lo toleré y le di una bofetada, pero justo en ese momento pasó el prefecto y vio la escena. La niña que había empezado todo actuó como si yo hubiese sido la que había venido a acosarla y fui castigada, me llevaron ante el director del colegio y este llamó a mis Padres. No se creyeron el cuento de la niña, porque sabían perfectamente que yo sería incapaz. Terminaron por cambiarme de colegio porque no iban a aceptar una institución donde perjudicaran la educación de su hija con profesores y educadores ineptos.
Yo me sentí mal por no haber hecho algo para que mis Padres no tuvieran que cambiarme de la escuela: "si no hubiese respondido a la agresión, si solo hubiese permanecido callada, mis padres no estarían pasando por esto".
En el siguiente colegio seguía siendo el objetivo de mis compañeros para el bullying, tal vez porque en mí percibían esa debilidad y vulnerabilidad, esta vez nunca respondí a las agresiones, ni a los empujones, ni al hecho de que tiraran mis cosas, mis maestros se mostraban solidarios a diferencia de los anteriores, pero también es complicado controlar el comportamiento de tantos niños con diferentes realidades y lo entendía, pero eso también me hacía sentir como alguien bastante insegura, como una buena para nada que era fácil de pisotear, aunque para mis Padres yo era la mejor hija, mi propia debilidad y fragilidad me hacía perder la confianza.
Era buena para los estudios, para sacar buenas calificaciones en mis exámenes, para responder a los maestros, para las actividades físicas y deportivas, pero nada de eso era suficiente, algo me faltaba, porque por más que me esforzaba sentía que las cosas seguían saliendo mal para mí. Nunca les demostré que pasaba malos días en la escuela a mis Padre, no quería volver a causarles problemas, pero eso también trajo una consecuencia.
Durante una clase de educación física, le pedí permiso a la entrenadora para ir a los baños, para acceder a ellos debía regresar al interior del gimnasio, nosotros nos encontrábamos en el ejercicio en la parte exterior, en el campo abierto donde se encontraban las canchas de futbol americano. Justo en el momento que quise salir, una de mis compañeras me empujó de nuevo al interior, y sus otras tres amigas me rodearon.
Se burlaban de mí al verme tan asustada y temblando, por más que ella me decía cosas tan horribles, yo nunca le respondí, evitaba mirarla a los ojos, no quería responder, no quería ser una mala hija, no quería decepcionarlos. La compañera se impacientó y me forzó a levantar la cabeza tirandome del cabello, yo seguí evitandola cerrando los ojos y sin decir nada. Golpeó con fuerza mi estómago y yo caí de rodillas sintiendo la falta del aire, lloré aterrada y adolorida, pero no les bastó con eso, seguía escuchando sus risas burlonas, sus insultos, y entonces ella volvió a tomarme de los cabellos y me lanzó una fuerte bofetada que me tumbó hasta el suelo. Estaban a punto de venirse las cuatro sobre mí, pero justo en ese momento entró una persona.
En realidad habían otros fuera escuchando el conflicto pero ninguno hacía nada, solo cuchicheaban y comentaban al respecto, sin tener intención de intervenir. La que si tuvo valentía de detener la agresión fue mi compañera Sophie Parker, quien algunas veces me saludaba y me sonreía cuando se cruzaban nuestras miradas. Era una chica bastante expresiva y que no tenía vergüenza de ser ella misma, y eso era admirable para mí, esa era la clase de persona que yo quería ser.
Sophie entró y se fue contra nuestra compañera Delia Harper, no venía sola, llamó a uno de sus amigos Kellan para pedirle ayuda que se había quedado fuera y este entró ahuyentando a las amigas de Delia. Kellan me ayudó a levantarme y me llevó a la enfermería, la enfermera se preocupó mucho por la situación y quería reportar esto con el Director, pero yo le supliqué que no dijera nada, no quería que llamaran a mis padres, pero ella insistió en que no podía quedarse así, a ellos si les importaba demostrar que estaban dispuestos a proteger a sus alumnos y que los responsables pagaran.
Se organizó una reunión y se citaron a las dos familias y a las personas involucradas, a mi compañera Delia y sus cómplices las expulsaron, y mandaron una advertencia a todo el alumnado, que si a cualquiera sorprendían acosando a algún compañero correrían con la misma suerte. Fui cobarde y no quise confesar todas las veces que había sido acosada, y Sophie habló en ese momento, lo que dijo, me marcó profundamente.
-¡No es justo que te dejes pisotear cuando tu nunca has hecho nada malo, Marie! ¡Eres una alumna ejemplar, incluso mejor que yo! ¡Causas esa envidia porque no todos tenemos esa chispa como la que tu tienes! Muchos querrán pisotearte por llegar mas alto que otros, pero no debes permitirlo, no permitas que ellos crean que pueden pisotearte... no permitas que apaguen tu chispa. -su voz tan firme y determinada era como echarme agua fría en la cara, y por primera vez mi mente se aclaró, y entonces supe que Sophie tenía razón, el problema es que no sabía bien como valorar esa chispa, ni cómo darme cuenta cuando brillaba o cuando permitía que se opacara, no era consciente de ello, seguramente porque yo misma no conocía todo mi potencial.
No me presenté a clases por dos semanas, necesitaba recuperarme física, emocional y mentalmente, mis Padres me permitieron tomarme ese tiempo, y durante esos días Sophie me visitó y me animó a volver a clases pronto. Mis padres quisieron sacarme pero yo me negué, no quise darles ese gusto a nadie, no de nuevo. Recuperé las fuerzas para regresar, y ese día, el ambiente había cambiado, aunque todavía podía darme cuenta de las miradas con desdén, que me juzgaban, pero hubo otras miradas de comprensión y empatía. Sophie se volvió una persona muy valiosa en mi vida, la primera amiga que hice desde que me mudé con mis Padres a Nueva York, la mejor, con la que pude contar siempre y gracias a su carisma pude conocer a otras buenas personas que nunca más me dejaron sola en ningún momento. Eso me dio las fuerzas que necesitaba.
Al terminar el high school y entrar a la Universidad, mis padres no estaban convencidos de si permitirme que me alojara en los departamentos del campus, solo accedieron cuando supieron que Sophie estaría conmigo aunque estudiaría otra licenciatura, yo me fui por el camino de la literatura ya que amaba mucho leer. Como me había graduado con honores en el High School, me recibieron bastante bien en la Universidad, esperaban mucho de mí y yo estaba ansiosa por demostrarles que puedo esforzarme y dar lo mejor de mí, aunque la mayor parte del tiempo dude de mi potencial, y no sea del todo honesta conmigo misma. ¿Qué necesito para romper esas barreras? Tal vez, saliendo de mi zona de confort y ponerme un reto personal, para descubrir entonces, ¿qué tan lejos puedo llegar en un ambiente lleno de riesgos? ¿cuál es la verdadera yo que descubriría después de eso?
Cuando comencé mi servicio social en la biblioteca del campus, la bibliotecaria me recomendó un lugar para explorar nuevos horizontes, nuevas realidades, y donde conseguiría una oportunidad, ella me cubriría con mis padres al saber que yo necesitaba salir de tanta sobreprotección y limites.
- No te preocupes Marie, cualquier cosa que pase, yo me haré responsable, pero estoy segura que tu sabrás cómo salir adelante, déjalo todo en mis manos -.
Las palabras tan sabias de la señorita Bell, me inspiraron a aceptar su invitación.
Entonces conseguí un empleo en el lugar más inesperado de mi vida, un club nocturno y la señorita Bell era la dueña de ese lugar tan exótico y lleno de aventuras o desventuras.
Al principio fue difícil, pero... las cosas se fueron acomodando por si solas, no dejaba de temblar los primeros días, el nudo en la garganta era horrible para acercarme a la gente y las anécdotas desagradables han podido perturbarme un poco... pero como en toda historia siempre podías toparte con tipos malos, pero también con tipo buenos, y mis compañeros de trabajo me apoyaron desde un inicio.
Las primeras veces, quien me fue alentando y protegiendo de la gente problemática, fue Noah Carter, uno de los vigilantes del bar que custodiaba la entrada y le daba el pase o el acceso a los clientes, pocas veces accedía al interior, y normalmente cuando lo hacía era para poner el orden. En una ocasión un señor que ya estaba pasado de copas quiso sobrepasarse, pero en ese instante Noah intervino y lo puso en su lugar. Al verme tan alterada se quedó conmigo y me invitó una taza de té.
- Lamento lo que ese hombre te ha hecho pasar Marie, sinceramente pienso que esta clase de lugares no son para ti -se mostraba muy empático y considerado conmigo- deberías renunciar -.
- No lo haré, no seré una cobarde, ni una chica débil para siempre, no le permitiré a nadie pisotearme -aunque lo decía con lagrimas en los ojos, logré sonar convincente.
Él me observó extrañado en silencio por mi insistencia de quedarme, pero no me juzgó, solo me sonrió y asintió.
- De acuerdo, siempre que necesites ayuda vendré al instante y el resto de nuestros compañeros también sabrán darte una mano, bueno, al menos a los que conozco bien, procura dejarle los tipos pesados a Arthur o a Chloe que sabrán manejarlos mucho mejor por la experiencia que llevan y alejarte de los que veas que son problemáticos -.
- Si evitara a esas personas y dejo que me ayuden siempre, nunca aprenderé a defenderme yo misma, no me gusta... que siempre tengan que venir a protegerme -.
Noah soltó una risa y yo me pregunté ¿qué había sido tan gracioso?, al ver que fruncía el ceño se aclaró la garganta dejando de reírse.
- Lo siento, no creas que me burlo de ti, es solo que me agrada que estés tan interesada en ser independiente, el que hayas aceptado este trabajo lo demuestra, me hace querer hacer algo por ti. Puedo enseñarte algunas técnicas de autodefensa y aconsejarte según mi experiencia. -.
Me sorprendí por lo que me proponía, pero de inmediato me mostré interesada.
- ¿De verdad... harías eso por mí? -.
Antes de responderme puso su mano sobre mi cabeza y palmeó dos veces.
-Por supuesto, así me quedaré tranquilo de que al menos sabrás cómo defenderte y que nunca bajes la guardia, pero haré lo posible para estar allí si me necesitas -.
-G-gracias... -
Me enseñó entonces las técnicas de autodefensa, era rápida aprendiendo y Noah pensaba que me costaría trabajo, pero yo le dije que siempre fui una buena alumna, incluso llegué a participar en algunos torneos de gimnasia y atletismo, él quedó impresionado y se animó a enseñarme más técnicas. En tres semanas aprendí de él y pude aplicarlas algunas veces, aunque si las cosas empeoraban mis compañeros me cubrían o incluso Noah siempre llegaba para auxiliarme.
Esto me ayudó mucho a ganar más seguridad de mí misma y más confianza, tanto que fui apreciando mucho este trabajo y mis preocupaciones habían disminuido un poco, aunque no del todo, ya que todo esto lo hacía a escondidas de mis padres, no sé cómo reaccionarían si se enteraran que ya llevaba un año de servicio, en todo este tiempo la señorita Bell y mi amiga Sophie han logrado cubrirme bien y mantener todo bajo control, así he podido continuar, pero sabía que tarde o temprano terminarían sabiéndolo, quizás cuando estuviera lista... se los contaría, pero por ahora, prefería no decirlo.
Por lo pronto... sigo a la expectativa de descubrir y aprender mucho más en este lugar.
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8:00 pm Moonlight Night Club, llegada.
Como todos los días llegué a las 8 en punto al Moonlight Club y Noah me recibió con una amable sonrisa.
- Buenas Noches Marie -.
Siempre me ponía muy nerviosa cuando hablaba con él, desde que lo conocí me pone nerviosa la manera en que me mira y me sonríe, es un chico realmente simpático y agradable, sobre todo, me ha apoyado mucho.
- B-buenas noches Noah. -.
- Hoy no te exijas demasiado, de acuerdo?, pero si es necesario, no olvides de no bajar la guardia. -.
- No te preocupes, todo estará bien -.
- Te has vuelto más positiva, bueno, en realidad siempre lo has sido, pero ahora... tú misma te lo crees, bien hecho -.
Sentí que me sonrojaba por como me elogiaba.
- G-gracias, t-también es gracias a ti... y los chicos. -jugué con mis dedos sin poder mirarlo a la cara mientras le decía.
En eso, ese gesto que ya se había vuelto un habito en él, de poner su mano sobre mi cabeza, hizo que mi corazón se acelerara.
- No todo es merito nuestro, también tiene mucho que ver tu esfuerzo y tu determinación, eso de no rendirte te ha ido fortaleciendo -.
No supe qué responderle, pero entonces bajó su mano.
- Anda, no te retraso más, cualquier cosa estaré al pendiente -.
- S-si gracias, nos vemos -.
Finalmente entré y me apresuré para llegar a la zona privada para los empleados usando el pasillo que daba hacia la puerta que daba acceso a la sala de descanso, salas de ensayos, camerinos, cocina, vestidores, almacén, bodega, entrada y salida privada, etc.
ZONA PRIVADA PARA EMPLEADOS
SALA DE DESCANSO
VESTIDORES
CAMERINOS
SALA DE ENSAYO
Fui rápido hasta los vestidores para ponerme el uniforme y salí por otra puerta para llegar cerca de la barra, allí estaban mis compañeros atareados y rapido me puse mi delantal.
- ¡Buenas noches! ¡Disculpen la tardanza! -.
Arthur ayudaba al señor Jack a lavar algunas copas mientras él preparaba unas bebidas que Chloe esperaba para llevarselas al cliente, ya se veía impaciente como siempre.
- ¡Apura Jack que esas señoras gordinflonas quieren sus margaritas ya! -.
- Por lo menos siguen gozando de la vida muñeca, deberías relajarte igual que ellas -Jack como siempre trataba de ser bromista.
- Si quieres yo puedo llevarlas, ya estoy aquí -me ofrecí rápidamente.
- ¿Harías eso por mí Marie? -me miró con ojos de suplica.
- ¡Claro, no tengo problema! -le sonreí dispuesta a quitarle esa molestia de encima.
- ¡Gracias eres un cielo! -me abrazó.
- Je je... no es nada -.
- Por lo menos ella tiene más iniciativa que una veterana -.
Arthur terminó de lavar las copas y se acercó a Jack con una sonrisa relajada.
- No le siga picando las costillas que lo que queremos es que siga resistiendo con nosotros señor Jack -.
Digamos que Arthur era la calma y la paciencia personificada, sabía relajar el ambiente entre los empleados y clientes bastante bien.
- Pues ya están listan las margaritas de las gordinflonas -anunció Jack.
- Vale, entonces ya las llevo... ¿qué mesa es? -le pregunté a Chloe.
- la mesa 5 en el área A -.
Eso quería decir que era una de las mesas que se encontraban cerca del gran escenario y la pista de baile.
- Muy bien, aquí voy -tomé la bandeja con cuidado y caminé despacio.
- Emm Chloe, deberías acompañarla, solo para cubrirla de cualquier empujon o tropiezo, Marie nunca ha cargado 8 copas -.
Dijo Arthur preocupado de dejar que me encargara sola de la bandeja con las margaritas.
- Es verdad... -ella ya estaba disponiendose a seguirme.
- No, no, está bien, yo puedo llevarla, no se preocupen. Confíen en mí, todo estará bien -.
Me apresuré de alejarme con la bandeja antes de que Chloe viniera conmigo, podía ser bastante necia para aceptar la ayuda. Si me sentía capaz de hacer el trabajo sin problemas, me aseguraba de que me dieran la oportunidad de probarme a mí misma que puedo hacer las cosas bien y sin ayuda. Así que fui con bastante cuidado evitando cualquier accidente, la trayectoria de aquí a la mesa podía ser algo larga y riesgosa por la cantidad de gente que había, pero una vez que te acostumbras a caminar por este mar de gente, sabes por donde tomarte los atajos menos arriesgados, afortunadamente nada pasó en lo que llegué a la mesa 5 y entregué sin problemas las margaritas al grupo de señoras que al parecer celebraban el divorcio de una de ellas, la que estaba aliviada de separarse de su exmarido no se contenía de expresarlo con mucha alegría.
Y así comenzó mi día trabajo en el Moonlight, y seguí moviendome para atender a los clientes. El área donde siempre atendía era el área A y el área B, las mesas cerca del escenario y las mesas de la pista de baile. Hubo un momento en que un grupo de artistas subieron al escenario y presentaron su música, sinceramente su estilo no era lo que comúnmente frecuentaba, pero lo que si admiré de ellos fue su valor de subir a ese escenario y animar al público de tal manera que hasta se soltaban las melenas y bailaban al ritmo.
Uno de mis más profundos secretos es que me gusta cantar, pero nunca se lo he confiado a nadie, solo canto para mí sola. No me visualizaba para nada estar frente a tantas personas, estoy segura que sería un terrible fracaso.
- hmm... definitivamente, no sería lo mío -murmuré dando por hecho esa idea, y continué con mi labor.
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Rukia ,
Ripple ,
Ichigo ⚡🌛 ,
Shigeki ,
Gold .... quedó larga mi introducción xDD una disculpa, pero simplemente me dejé llevar, jsjsjsj... quise darle la forma al lugar donde los empleados pueden tener cierta privacidad, ya sea para su tiempo de descanso, para cambiarse de ropa, los camerinos y etc. uwu y así para que tengan un lugar solo para ellos :3